Desde un punto de vista de interiorista tiene sus más y sus menos: la rana con la maceta de pensamientos amarillos tiene miga, pero la regadera me encanta, ahora, un balcón así en pleno centro de una ciudad es de muy agradecer, yo cuando llego y me siento en la butaca de mi padre que en paz descanse, con mi vermú, al solecito,mi cara coge cierto tono de buen color y de noche con el mojito en la mano, viendo la gente pasar, es un buen momento del día para mi y ahí donde lo ven, no tiene precio!
Ah! y falta el Galán de Noche y la Buganvilla,que ya están encargadas, todo un jardín en pleno centro de ciudad ,de dos metros cuadrados, lleno de flores y al amanecer de pájaritos, monísimo.
Ahora que quedan dos semanas para que entre la primavera está de lujo este rinconcito del piso.
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